Con cierta ingenuidad antes de tener hijos podría uno llegarse a preguntar ¿qué tan difícil puede ser alimentar a un pequeño ser humano? Y al ver la cantidad de información sobre lactancia materna puede uno pensar que el asunto es realmente sencillo, tanto como es que el bebé tiene hambre pues te lo pegas al pecho y a comer se ha dicho, sin embargo, las cosas en este tema no son tan simples sobre todo, cuando llegan los consejos, críticas y afrentas no solicitadas en torno a esta nueva etapa.
Vivimos en un mundo en el que ciertos temas son susceptibles de polarizarse y radicalizarse, y parece que en los temas relacionados a mamá-bebé hay una facilidad para ello impresionante, el caso de la crítica en el periodo de lactancia es uno de ellos.
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Simba, en la película del El Rey León, no quiere esperar: quiere ser el rey ¡ya! Sin embargo, eso no es posible, porque en ese momento hay un rey en el trono y tendrá que esperar a que ese espacio esté disponible; será para él, pero hay que esperar el tiempo correcto.
Hay cosas que tardan en llegar: un amor, una promoción, la consolidación de un proyecto, un bebé, una noticia que cambie el rumbo de las cosas… Hay cosas que llevan tiempo y uno no siempre está dispuesto a esperar o se cansa de tanto esperar. Queremos que se cumplan nuestros deseos y nuestros sueños ¡ya!
Pero no todo gira en torno a nosotros y nuestros deseos, las flores abren cuando tienen que hacerlo, los bebés llegan incluso en los momentos más inesperados y hay cosas que no se realizarán por mucha voluntad, esfuerzo y deseo que tengamos.
Vivimos tan rápido que nos apura que las cosas sucedan de la forma que nos gustaría o que creemos que son mejores, en el momento que nos place, pero no, no todo depende de eso y es necesario aprender a esperar.
Es posible que nos resulte difícil practicar la espera porque deseamos resultados rápidos, porque no confiamos en el proceso, porque creemos que es mejor llegar a la meta que experimentar y disfrutar todo el recorrido.
¿Qué pasaría si soltamos las expectativas del resultado o del tiempo en el que tienen que suceder las cosas? ¿Qué podríamos hacer mientras esperamos?
Tres elementos pueden resultar claves en nuestra existencia:
1. Saber qué es lo que NO quieres en tu vida;
2. Reconocer cuándo es el momento de irte, y,
3. Saber dónde está la salida de emergencia.
Identificar esas cosas que nos incomodan, nos molestan, nos duelen y que no aceptaríamos bajo ningún término lleva su tiempo y requiere un trabajo constante de conocimiento personal, pero vale toda la pena porque se convierte en un gran filtro para la toma de decisiones y te permite observar con claridad aquello que no te conviene, no te aporta y poder decir NO con asertividad y sin culpa cuando se presenta.
¿Qué es lo que no quieres en tu vida? Dilo en voz alta “No quiero ____ en mi vida”, ahora dilo más alto, si puedes hacerlo frente al espejo mejor, ¿qué notas? Es necesario aprender a reconocer nuestra voz para que a la primera nos hagamos caso, pero cómo podríamos hacerlo si tal vez ni siquiera sabemos como se escucha, así que práctica, pon atención y hazte caso.
¿Te ha pasado que estando en un lugar o en una situación sientes una energía interna que te mueve a irte? A veces si hacemos caso y en otras ocasiones a pesar de la incomodidad nos quedamos, ¿por qué hacemos esto? Seguramente conoces historias en las que por un segundo que la persona se fue de algún lugar se salvó de que le ocurriera una tragedia, así uno necesita sensibilizarse y reconocer cuando es el momento para salir de los lugares que nos pueden dañar, escucha a tu cuerpo, él siempre da señales de alerta.
¿Cuándo decidiste lo que hoy eres?
Puede resultar extraña la pregunta sobre todo porque la vida va tan rápida, a veces tan imprevista y otras veces tan rutinaria que podemos “olvidar” que aún entre todo lo que sucede a nuestro alrededor podemos elegir.
En algún momento, que quizás ya no tengas presente, decidiste lo que querías de la vida, hiciste un plan mental de cómo sería, te imaginaste cómo serías cuando acabaras la escuela, encontraras pareja, trabajaras, formaras una familia, viajaras, consiguieras algunas cosas o alcanzaras algunos sueños y entonces te levantaste día tras día e hiciste algo para conseguir esa vida. Tal vez funcionó o quizás no.
Todo el tiempo estamos tomando pequeñas decisiones y eso va construyendo nuestros días, nuestra persona, nuestras relaciones, nuestros proyectos, sin embargo, no somos conscientes del impacto y su importancia, lo tenemos tan en automático que simplemente lo hacemos y sólo nos cuestionamos o nos conflictuamos cuando nos damos cuenta que es una “gran decisión” lo que tenemos enfrente.
A veces en principio decidimos algo, pero a la hora de llevarlo a la acción tomamos otros rumbos y eso modifica todo.
El 30 de abril se celebra en México el “Día del niño y la niña”, la idea principal es recordar los derechos de los niños y promover su bienestar, por este motivo se realizan diversas actividades y eventos culturales, educativos y de entretenimiento en los que los pequeños están al centro, siendo homenajeados, consentidos, apapachados y haciéndoles saber lo valiosos e importantes que son.
El día del niño y la niña también es un buen pretexto para recordar nuestra infancia ahora que ya somos un poco mayores, si nos damos el permiso de explorar en nuestros recuerdos ¿qué encontraríamos?
Es extraño, pero hay eventos y momentos que son como si te sacaran de ti, como si continuaras sólo porque hay que seguir andando, pero tu mente y corazón están en otro lugar. Es como si algo de ti se hubiera desprendido, como si te encontraras perdido, aún en la misma ciudad en la que siempre has vivido. Extraño, pero llega a suceder.
En la escuela, a mi hijo mayor le enseñan que debe aprender su nombre, la dirección de su casa, el nombre de sus papás y su número telefónico, por si se pierde; con esa información, alguien podría ayudarle a regresar con los suyos.
¿Cómo regresar a nosotros cuando nos hemos perdido?
Necesitamos encontrar el camino para regresar a casa, para reencontrarnos y superar ese estado de desconexión.
Quizá podríamos hacer como Hansel y Gretel y buscar las migajas de pan que indiquen el camino que nos regresará al hogar. Buscar algo que nos recuerde quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, e incluso por qué estamos haciendo lo que hacemos.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde el último momento en que te diste tiempo para ti?
El trabajo maternal suele ser de alta demanda y requiere completa disponibilidad. Te llega a absorber de maneras insospechadas y cuando menos te das cuenta ya llevas demasiado tiempo sin hacer una pausa, sin tomar aire, sin mirarte, sin procurarte.
Es como si todo fuera a gran velocidad que ni cuenta te das. Sin embargo, hay que estar atentas a esas señales que van indicando la urgencia de hacer un espacio para una pausa.
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En los hoteles existe un curioso letrero que se utiliza en los picaportes de las puertas para expresar el deseo de no ser molestado, un pequeño cartoncito con la leyenda “Favor de no molestar” o en inglés “Please do not disturb” le hace saber a las personas en el exterior de la habitación que la persona en el interior no quiere ser molestada bajo ningún motivo.
Nosotros no tenemos letreritos mentales de “No molestar” y con frecuencia dejamos “pasar” pensamientos, comentarios, situaciones o actitudes de personas que nos sacan de balance y nos llevan a lugares incómodos e incluso nos restan energía y recursos para lo que si importa.
Estoy segura que puedes ubicar un momento en el que te encontrabas a gusto contigo, con la vida, con el momento que estabas viviendo, en el lugar en el que estabas y algo rompió ese instante, una persona con un chisme, un mensaje, una noticia en los medios, un post en alguna red social, un recuerdo, un pensamiento negativo, y entonces ¡zaz! No sólo se rompe el equilibrio y la tranquilidad en tu persona sino da inicio a una dinámica en la que rápidamente se puede ganar intensidad, negatividad, drama, pensamientos negativos y emociones que fácilmente se pueden desbordar.
¿Qué pasaría si de principio identificamos esas situaciones a las que le vendría bien el letrerito de “favor no molestar”?
“Cuando algo está mal, voltéalo y busca algo mejor” canta Daniel Tigre, personaje de dibujos animados de una serie de televisión para pre escolares, cuando algo no sale como espera y busca una opción para darle vuelta al asunto y encontrar un mejor resultado, por supuesto que naturalmente de él no salió, como es pequeño los adultos que están a su alrededor le enseñan cómo hacerlo.
Tu ¿cómo aprendiste a darle un giro más conveniente para ti a las cosas que no salen bien?
Cuando algo no sale de acuerdo a nuestras expectativas o deseos es usual frustrarse y dependiendo de las herramientas con las que contamos es que será más o menos sencillo remontar el asunto e incluso conseguir que las cosas salgan mucho mejor de lo esperado.
Con los pensamientos podríamos hacer lo mismo, ¿lo has intentado?