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Liberándote de cargas mentales

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En los hoteles existe un curioso letrero que se utiliza en los picaportes de las puertas para expresar el deseo de no ser molestado, un pequeño cartoncito con la leyenda “Favor de no molestar” o en inglés “Please do not disturb” le hace saber a las personas en el exterior de la habitación que la persona en el interior no quiere ser molestada bajo ningún motivo.

Nosotros no tenemos letreritos mentales de “No molestar” y con frecuencia dejamos “pasar” pensamientos, comentarios, situaciones o actitudes de personas que nos sacan de balance y nos llevan a lugares incómodos e incluso nos restan energía y recursos para lo que si importa.

Estoy segura que puedes ubicar un momento en el que te encontrabas a gusto contigo, con la vida, con el momento que estabas viviendo, en el lugar en el que estabas y algo rompió ese instante, una persona con un chisme, un mensaje, una noticia en los medios, un post en alguna red social, un recuerdo, un pensamiento negativo, y entonces ¡zaz! No sólo se rompe el equilibrio y la tranquilidad en tu persona sino da inicio a una dinámica en la que rápidamente se puede ganar intensidad, negatividad, drama, pensamientos negativos y emociones que fácilmente se pueden desbordar.

¿Qué pasaría si de principio identificamos esas situaciones a las que le vendría bien el letrerito de “favor no molestar”?

“Cuando algo está mal, voltéalo y busca algo mejor” canta Daniel Tigre, personaje de dibujos animados de una serie de televisión para pre escolares, cuando algo no sale como espera y busca una opción para darle vuelta al asunto y encontrar un mejor resultado, por supuesto que naturalmente de él no salió, como es pequeño los adultos que están a su alrededor le enseñan cómo hacerlo.

Tu ¿cómo aprendiste a darle un giro más conveniente para ti a las cosas que no salen bien?

Cuando algo no sale de acuerdo a nuestras expectativas o deseos es usual frustrarse y dependiendo de las herramientas con las que contamos es que será más o menos sencillo remontar el asunto e incluso conseguir que las cosas salgan mucho mejor de lo esperado.

Con los pensamientos podríamos hacer lo mismo, ¿lo has intentado?

¿Has escuchado la canción de “Lo noto” de los Hombres G? dice algo como: “lo noto, sé que nos pasa algo, aunque selles tus labios el mal rollito entre los dos lo noto… -sé que no estoy loco y lo noto… aunque tú me lo niegues no queda más que nieve… noto que mi corazón, no sé, no va… ya se va acabando el aire entre nosotros y lo noto…”, y así en ocasiones nos encontramos en lugares, relaciones o situaciones en las que el ambiente se ha enrarecido; algo ha pasado, se nota, pero a veces uno mira para otro lado; a veces es que no es muy claro lo que está sucediendo y sólo es una sensación de que algo está pasando, pero quizá ya es momento de irse.

¿Cuántas veces nos hemos quedado más de lo esperado? No nos vamos hasta que es insoportable la permanencia e insostenible la convivencia; “invertimos” bastante tiempo y energía buscando “buenas” razones para quedarnos; estiramos lo más que podemos los recuerdos gratos; nuestro buscador de esperanza se activa e intenta localizar pequeñas acciones, detalles o momentos que puedan dar “vida” y proporcionar un poco más de esa experiencia, porque de algún lado aprendimos que “aquí nadie renuncia” y que “hay que hacer todo y dar todo para que no quede en uno”, aunque eso no dé para más desde hace tiempo.

No es una mala vida, tal vez sólo es un mal día… y una mala noche… y una mala temporada… Probablemente sólo sea que llueve sobre mojado; hace bastante tiempo que nos encontramos resistiendo sin saber cuándo terminará la tormenta.

Podríamos asegurar que no es una mala vida, pero es que hay días que se sienten tan largos y pesados que parecen no acabar, o más bien parecen querer acabar con uno. Hay temporadas así, en las que se acaba física, mental y emocionalmente agotado.

¿Cómo ser amables con uno mismo y los demás bajo estas circunstancias? ¿Cómo reiniciar la vida?

 

Es difícil ponerse creativo y amoroso cuando el cerebro quedó fundido de resistir. Quizá lo primero es asumir sin juzgar cómo nos encontramos y respirar, reflexionar sobre lo que se hizo y reconocernos en nuestra vulnerabilidad, cansancio y necesidades desatendidas.

Escuchar a nuestro cuerpo en sus señales de alerta, que nos indica que necesita un cambio, un apapacho, algo caliente, una caminata, una siesta, una visita al médico, etc.

Escuchar a nuestro corazón que le urge encontrarse con la gente que ama y que lo ama para cargar pilas y recordar que aún en los peores momentos no se está realmente solo.

Detener la mente para trabajar con los miedos y enojos que desatan tormentas en nuestro interior y ensombrecen aún más los días largos y demandantes.

Hacer un recuento de los daños o los efectos colaterales y ponernos en marcha para “repararnos”, atendernos y curarnos; y es que si no hacemos esta pausa para revisarnos, la factura, con el tiempo, puede ser muy alta, incluso imposible de pagar.

Aunque parezca que la vida sigue a gran velocidad y que no puedes parar, date un minuto para regresar a ti y escanearte. ¿Qué necesitas ahora para sentirte un poco mejor? ¿Qué has hecho en el pasado que te ha funcionado para tomar energía y continuar?

Todos tenemos formas distintas de afrontar y sentirnos mejor cuando las cosas no van bien. No a todos nos funciona lo mismo; sin embargo, observar cómo las personas a nuestro alrededor logran “retomarse” para fortalecerse y seguir adelante, puede ampliar nuestro horizonte de opciones, y sólo es cuestión de animarse a intentar algo diferente y preguntarse cómo se ha sentido con eso.

Antes de romperse total y absolutamente sin remedio, se escucha cómo se quiebra el cristal. También nosotros tenemos “voces” de alerta que nos indican que debemos detenernos para armarnos otra vez, ser amables con nosotros mismos y no dejarnos para después.

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