Hablar sobre la amistad en un mes como febrero puede ser un tanto riesgoso, ese halo carmín dulzón que enrarece el ambiente y promueve el consumismo de altas cantidades de azúcar y objetos para demostrar afecto puede quitar potencia a lo que se diga sobre el amor y la amistad, pero hoy corramos el riesgo, hablemos sobre un tema casi tabú, la amistad entre mujeres.

Por principio habría que decir que una amiga no nace, se hace. Es una relación que requiere mucho trabajo y mucho de una misma, quizá de ahí su complejidad, se teje en lo cotidiano y se fortalece en los momentos extraordinarios. Pese a todo lo que pueda decirse en contra, las mujeres podemos ser grandes amigas.

Sólo una amiga puede estar ahí: En los tiempos en los que todo parece venirse abajo y después, en la reconstrucción… y por supuesto en todas las mudanzas. Cuando aparecen dos rayas en la prueba de embarazo y las hormonas te enloquecen en el proceso.

Tomando tú mano y mirándote a los ojos mientras intentas levantarte de la cama después de la cesárea. Cuando tu pie pone el grito en el cielo y acabas en urgencias sin forma de comunicarte y ella no sólo sale en tu auxilio sino que te encuentra justo en dónde estás.

Escuchando una y otra vez esos viejos (y nuevos) dramas amorosos y enredos teórico-existenciales cuando fuiste adolescente, cuando tuviste 20, 30, 40 … cuando te querías casar, cuando te querías divorciar, cuando quisiste ser madre, cuando quisiste renunciar …

Dándote el consejo, el remedio, la receta que no sólo te saca del apuro sino que te hace brillar. A un mensaje o una llamada de distancia con la palabra oportuna a la inquietud del momento, con la respuesta clave a tus oraciones.

Acompañando el aprendizaje en un aula o en las aventuras en la oficina. Corriendo a pesar de no ser lo suyo. Creyendo en ti como ser humano, esperando siempre lo mejor aunque conociera (y viviera) tú peor parte. Callando sus opiniones y prejuicios por no herirte y haciendo intervenciones oportunas cuando era necesario. Viendo por ti cuando ni tú podías verte…

Sí, ahí están y es importante reconocer que las cosas hubieran sido muy distintas de no haber contado con su presencia.

Tal vez hubo momentos duros, impactantes, dolorosos o intensos pero su sola presencia hizo una gran diferencia… La gran diferencia entre encontrarse desolado y andar acompañado por esta experiencia llamada vida.

He de confesar algo, yo he sido muy afortunada porque ella siempre ha estado ahí, incluso cuando las cosas se pusieron muy feas constantemente me repetía “el mundo no se cae, aunque parezca” y yo le quería creer, y a pesar de mi incredulidad ella se mantuvo cerca de mí, fue mi fuerza cuando se me acabo el combustible, el hombro en el que llore mis pérdidas, espejo claro y transparente en el que a través de los años he podido mirarme para seguir creciendo.

Habría también que decir que la amistad entre mujeres no florece si se abona con envidia, soberbia y falta de empatía producto de un corazón con autoestima baja o intoxicado por prejuicios y un ego engrandecido; se marchita si antes de la escucha abierta y amorosa se dejan al descuido palabras y acciones disfrazadas de torpeza o falsa franqueza.

El corazón de una mujer es fuerte pero vulnerable ante la incomprensión y la traición, sobre todo si proviene de a quien se ha considerado amiga.

Encontrar a una amiga no es fácil, serlo tampoco, requiere cuidado de la relación, compromiso, apertura y la capacidad de mirar en la otra lo bueno, lo malo, lo feo, lo ingenioso, lo divertido, lo divino y lo ausente, y aún con eso amarla incondicionalmente.

Las amigas son una gran influencia en tu vida, por ello es importante rodearse de mujeres que te puedan aportar positivamente en algún aspecto, que te fortalezcan en tus debilidades y expandan tus horizontes, mujeres sanas, guerreras, poderosas y generosas.

La relación de amistad entre mujeres es un vínculo que no tiene similar y de ahí su trascendencia e importancia, resulta un factor de protección ante la adversidad y genera crecimiento a través del acompañamiento en las distintas etapas de la vida. Tener la fortuna de contar con una amiga, o ser amiga, es una vía constante que nutre el corazón de ida y vuelta.

¡Gracias amiga por estar en mi vida!

Por Déborah Buiza G.

Publicada el 10 de febrero, 2015 • 12:00 en

http://laprimeraplana.com.mx/2015/02/10/el-mundo-no-se-cae-aunque-parezca-una-amiga-que-sostiene-tu-mano/

Escrito por

Write A Comment

Pin It