Tener trabajo es una bendición (sobre todo si te gusta lo que haces). Ser mamá es una doble bendición. Por lo tanto, ¿ser madre trabajadora es una triple fortuna?

Siempre he admirado a las madres que tienen una doble, y a veces hasta triple, jornada. Corren con sus hijos de la casa a la escuela, de la escuela al trabajo, del trabajo a la casa, dividiéndose y multiplicándose para cumplir al 100% con ser mamá y ser mujer trabajadora.

Las he visto sobreviviendo a largos, demandantes y estresantes horarios laborales, tratando de manejar la frustración de desempeñar actividades que limitan la corresponsabilidad entre vida familiar y laboral, poniendo en juego constantemente su salud y su equilibrio emocional por ello. ¡Es increíble lo que hacen!

Ser mamá en proceso que trabaja tampoco es sencillo. He sido afortunada y durante estos meses de dulce espera logré mantener bajo control el efecto de las hormonas enloquecidas y creo que mi desempeño laboral no se vio afectado por el embarazo (con la excepción de los días fuera de circulación por indicaciones médicas), sin embargo no puedo decir lo mismo en sentido contrario.

El alto nivel de estrés generado por la carga laboral, las largas jornadas, los traslados en transporte público complicados por el clima entre otras cosas de una u otra forma agregaron un ingrediente extra de exigencia a mi cuerpo que ya trabajaba horas extras, con efectos poco afortunados.

Desde este momento mi admiración completa para quienes estando embarazadas logran trabajar hasta dos días antes del parto o se desempeñan en actividades altamente demandantes con todo y panza. Cuando pienso en ello me pregunto ¿cómo le hicieron? y ¿qué efecto tuvo eso en ellas y en el bebé?

A pesar de todo, ser mamá en proceso que trabaja fue benéfico porque me mantuve activa y ocupada este tiempo; fui muy afortunada al contar con compañeros que estuvieron al pendiente de mi embarazo, me apoyaron, me consintieron y caminaron conmigo en el proceso, sin duda ellos hicieron una gran diferencia y eso compensó una que otra piedra de insensibilidad, incomprensión y falta de empatía con la que me topé en el camino.

¿Una doble moral laboral maternal?

Vivir el tema de embarazo-trabajo me ha llevado a reflexionar y a cuestionar algunas cosas, entre ellas si no es muy alto el costo que hay que pagar por ser una mamá que quiere seguir desarrollándose profesional y laboralmente hablando, a veces siento como si en el fondo una voz dijera “pues si quiere trabajar que vea como lo resuelve, que sea madre no es nuestro problema”.

Parecería que vivimos en una sociedad con doble moral maternal. Por un lado somos pro-maternidad y consideramos a la madre una guerrera capaz de todo, si vemos a una mujer embarazada le decimos que es lo más hermoso que le ha de suceder en la vida y hasta tenemos un día en el que se desborda el amor por la madre por todas partes festejándola y agasajándola de mil y un formas.

Por otro lado, en los espacios laborales abundan las caras largas, la desaprobación, los prejuicios, limitaciones, falta de apoyo y hasta la aplicación sutil de una serie de “castigos laborales” por el hecho de ser madre.

Me ha entristecido mucho pensar que la cultura laboral que tenemos no permite el adecuado y saludable desarrollo de una madre y aunque eso tenga importantes efectos sociales parece que a nadie le importa como para hacer algo que modifique esta situación.

¡Ya casi!

Ya estamos en la semana 36. En el camino se complicaron un poco las cosas y ha sido necesario continuar con el reposo por la amenaza de parto prematuro. Necesitamos dos semanas más, ¡sólo dos semanas más!… ¡Dos semanas más!

Estoy a pocos días de mi cumpleaños y de ser mamá. Aún no puedo creerlo.

Publicado el 7 de octubre, 2013 • 13:59 en

http://laprimeraplana.com.mx/2013/10/07/doble-moral-laboral-maternal-diario-maternal-xiii/

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