En la columna pasada reflexionaba sobre el antes de que el cuerpo se enferme, sobre esas señales que te envía el cuerpo para procurarlo y la importancia de conocernos para saber cómo cuidarnos. Hoy quiero ponerte sobre la mesa el momento en el que el cuerpo se encuentra enfermo y requiere atención.
Todas las enfermedades tienen su historia, evolución y tratamiento, y con frecuencia siendo pacientes desconocemos mucho de lo que nos sucede al enfermar, no siempre buscamos al especialista adecuado, ni nos apegamos al tratamiento que requerimos para superar ese momento, e incluso vamos más allá, nos sobre exigimos el “estar bien” o el continuar en operación de nuestras actividades, aún enfermos.
Si bien, mantener una actitud positiva ante la enfermedad es fundamental en la recuperación, hay quienes promueven y se mantienen en un estado “como si” no estuvieran pasando por la experiencia de la enfermedad, y ¿no sería esto una especie de desconexión o de auto maltrato que valdría la pena valorar y revisar? ¿Qué sucedería si aceptamos que somos humanos y que enfermarnos es parte de serlo?